A él le gustan los insectos, su mascota favorita es un grillo al que todos odian en casa, excepto él, pues lo cree un símbolo de buena suerte y disfruta de su canto como un monje oriental lo haría. Le gusta contemplar su colonia de hormigas por horas y horas en completo silencio. Disfruta como pocos contemplar a las libélulas que vuelan sobre el río y hasta llega a sufrir cuando alguna es alcanzada por un ágil pez.
Tanto es su amor por los insectos, y es de todos los que lo conocen tan sabido, que a nadie le sorprendió que por novia eligiera a esa araña.
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