lunes, octubre 17, 2005

Su reflejo

La voz de la rana se escucha en la noche clara. Su murmullo llena el aire de armonía. El humilde charco en que habita es esta noche un palacio. No canta para ella, sino para su acompañante, una luna que sumergida la visita. Le cuenta de todo, del día y de su espera; mucho tiempo hace ya de su última platica, le cuenta que incluso llovió. La luna a veces quieta a veces bailarina la escucha seria, con esa cara de alegría que a la rana cautiva. Si el viento sopla y el charco trepida la rana cree que tiene frío, así que la distrae de ello con su fluida platica. Parece a veces que se sumerge más y la noche se oscurece un poco. La rana se entristece y se va despidiendo conforme la luna va acercándose a la orilla opuesta por donde llegó, le canta más suave para convencerla de quedarse, aunque la prisa de ella es mayor conforme se aleja. La rana recuerda lo solitario que es el charco cuando la luna no la acompaña. Decide confesársele y salta a abrazarla. No la encuentra, se ha ido, la ve lejos, en el horizonte, reflejada en otras aguas, asediada por las nubes que pasan ajenas. Ahí ella, contra la corriente, no se ve tan alegre. Más fuerte le grita “vuelve” mientras de su charco sale. Al agachar triste la cabeza la ve surgir desde el fondo, como un pececillo que se asoma a respirar. De la emoción pega saltos y se alegra de poder hacerle compañía un rato más, como si la luna fuera quien la compañía ansiara. La noche ha sido larga y la rana le canta la canción final mientras contempla su alegre cara, antes de que parta y regrese cansada, marchita o fraccionada como en otras noches no tan claras y que no desea hablar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

NO CABE DUDA QUE ERES UN ESTUCHE DE MONERIAS, DESDE UN "NO SOY" HASTA "SU REFLEJO", ME GUSTA MAS LA CARA DULCE Y ROMANTICA, QUE ES DIFICIL PENSAR QUE PUEDAS SACAR DETRAS DE ESA CORAZA, PERO YO SE QUE EXISTE Y QUE DISFRUTAS TAMBIEN.

ME GUSTÓ MUCHO BB, ILU
181005